Casting---> Bree Tanner

Las calles tenían el mismo aspecto que el día anterior, como una malsana recreación. Por más que pensaba y trataba de entender que era lo que había ocurrido, en mi mente no se aclaraba nada de lo acontecido. Sabía que lo había encontrado, que había estado con él, sin embargo, su presencia me parecía algo ilusorio… como salida de un cuento de hadas, de esos de los que había oído hablar pero nunca había disfrutado. No tuve tanta suerte como para eso.

Caminé entre las veredas del gran parque, perdiéndome en los pensamientos que se aglomeraban en mi cabeza. Tantas cosas que debía hacer, por las que me debía preocupar, y por ahora no había un solo espacio en mi cabeza que no estuviera ocupado por aquel asunto. Tal vez no debí hacerlo, pero ya era muy tarde para pensar en ello.

Aún recordando al humano me senté en una de las frías bancas del parque - ¿frías?- una leve sonrisa se escapó de mis labios. En este mundo no había algo más frio que yo, claro, algo que respire. Las neveras no tendrían que contarse.

Apenas me pude distraer un segundo con mis pensamientos. No muy lejos de ahí, a unos pocos metros, un exquisito aroma iba pasando. Tan cerca.
Dude sobre la posibilidad de cruzar el campo y no tener reparos en saciar la sed que hacia arder la garganta, pero justo entonces.. cuando me preparaba para entregarme a la caza y dar rienda suelta a mis sentidos, su rostro llegó a mi pensamientos como una bomba de demolición. De pronto perdí la ilación de lo que hacia, el aroma se perdió de a pocos – pero no del todo- y mi mente comenzó a aclararse de nuevo. ¿Hasta cuando duraría esto? ¿Qué era lo que tenia que pasar para que aquella escena dejara de perseguirme?.

Moví el rostro de un lado otro tratando de borrar todo rastro de inseguridad de mi persona.. y sentí como lo lograba poco a poco. La sangre –poder, delirio y debilidad – era lo único que podría quitar de mí aquel momento. “Nada del otro mundo” pensé casi con desdén mientras cruzaba el campo en dos segundo, colocándome muy cerca de mi próxima presa.
Mal lugar, mal momento. El humano no sabía que jamás regresaría a casa para cenar. Esta noche, fría y oscura, sería al única que recordaría por siempre. Solo dos segundos y su vida se extinguiría en mis manos. Él, como el joven de ayer, sonrió al verme… y yo le respondí el gesto con naturalidad.

Un humano más, un humano menos. Después de todo no importaba.

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